Y un día de la nada, me dejaste de querer.

Y las sonrisas se convirtieron en sollozos desesperados intentando ocultar las lágrimas a cualquier persona viviente. Pero era evidente, que mi felicidad se había esfumado de un día para otro. Sin dejar nada bueno atrás. La experiencia... ¿Para que me sirve si una vez la he tenido, ya nada volverá a ser como antes?. Amaba estar a tu lado riendo, ¿Y ahora? Mi risa se ha apagado y la tuya vive por el mundo de mujer en mujer. Tan feliz como estuviste conmigo o incluso más. Sorprendiendo a otras en el día a día como me sorprendías a mi, pero la sorpresa más grande fue cuando me susurraste sin ningún tipo de rencor en tu cara una simple frase, que cambió mi vida para siempre: "He dejado de quererte."

Pequeño imbécil de mi propio inframundo.

Viviría a tu lado, abrazada a ti, por el resto de mi vida, y no me importaría lo más mínimo.